Ocurrió en Cangas do Morrazo, durante las pasadas fiestas locales. El guitarrista británico Snowy White, tras ofrecer un concierto gratuito, conocía a Sergio Santos Castro, un músico y empresario portugués residente desde hace años en Vigo. El encuentro alivió la ansiedad que sufría el que fuera guitarrista de directo de Pink Floyd y miembro oficial de Thin Lizzy.

Por una de esas carambolas del destino, Sergio Santos Castro posee el máster de unas grabaciones realizadas en 1982 por el tal Snowy junto a músicos de la talla de Mike Oldfield, David Gilmour (Pink Floyd) o Paul Jones (Manfred Man). Snowy buscaba desde hace tiempo ese máster para incluir dos canciones en su álbum antológico. «Al final del concierto, había mucha gente pidiéndole autógrafos y me acerqué para decirle que Newell vivía cerca de allí», dice Sergio para explicar cómo entablaron contacto.

Newell. Philip R. Newell lo fue casi todo en el ámbito de las grabaciones musicales en la Inglaterra de finales de los setenta y principios de los ochenta. Con 16 años dirigió la mesa del sonido en un concierto que Otis Redding ofreció en Inglaterra. Ya como profesional fue técnico de mantenimiento en los estudios de la editora Pay y cuando Richard Branson empieza la aventura de Virgin lo ficha, llegando a ser el director técnico de los estudios de Virgin. Desde este puesto dirigió la grabación de discos para Mike Oldfield, The Who o incluso de Von Karajan. Desde hace varios años vive en Galicia. En la tranquilidad de la parte alta de Moaña.

Philip buscó refugio en Galicia. Su obsesión por la acústica le llevó casi a la ruina a finales de los ochenta. En Vigo, había conocido a Sergio Santos en 1985, cuando diseñó para éste un estudio de grabación. Ahora son socios. Diseñan estudios de grabación y material para amplificar el sonido. Al poco de llegar a Galicia, Philip regaló a Sergio el máster de la grabación que tanto júbilo creó en Snowy White.

La crema del pop inglés

La historia del máster comenzó en 1982, en el norte de Londres. Las grandes facilidades de las que disponía Philip R. Newell y sus amistades entre la crema del pop y del rock británico le llevaron a concebir una idea muy romántica. «Quiso regalarle a su novia un disco único», dice Sergio. En principio, aquel disco era sólo para Sally, pero algo debió de torcerse en aquella relación y el disco salió al mercado muchos años después, en un pequeño sello vigués, el mismo que lanzó a Herdeiros da Crus.

«En 1997 editamos el disco a través de un subsello de West Records y se vendió en Alemania, Inglaterra y aquí; de hecho se sigue vendiendo a través de la web de Mike Oldfield», explica Sergio Santos. Éste dará todas las facilidades del mundo a Snowy White para que disponga de las dos canciones que quiere incluir en su disco antológico. Newell visita estos días su Inglaterra natal.