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Que grande es la navidad. Hija de puta, sí, pero muy grande. Es lo único capaz de joder tanto la vida en tan poco tiempo . . .
Ahora, desde este sillón, mirando a las persianas por las que entra algún que otro rayo de luz, puedo pensar en todos estos días. Vamos a ver:
Viernes 22: empiezan las fiestas. Último día en un empleo de mierda en la fábrica de cajas “Wipson&Brothers”.¿Vacaciones? No, hombre, no, tan solo despido. Tengo 53 años, y ya no soy útil. Muchos jóvenes harían mi trabajo mejor y más barato. Eso sí, en la carta me desean unas felices navidades, me dan un descuento para un pack de cajas grandes (Wow, ahora ya se como embalar todos mis útiles de la empresa) y me comunican que ahora podré hacer todo lo que quería. Es verdad, por fin alcanzaré mi sueño: trabajar en McDonals con un sueldo deprimente. A estas alturas es lo máximo a lo que puedo aspirar.
Sábado 23: me despierto de la cama y mi mujer no está. Esa víbora se había ido a ver a su profesor de Steping, con el que mantiene un “romance”(vamos, folleteo puro y duro)y aquí me ha dejado. Lo de siempre, vamos, pero intenté no echar más leña al fuego y afrontar el día con normalidad. Que pena que, cuando bajo a la calle a coger mi coche, este ya no estaba. En su lugar me encontré un folleto con una frase: “Feliz Navidad”. Su padre.
Domingo 24: Nochebuena, aunque de buena poco tuvo. Se reúne toda la familia de mi mujer, y yo, en medio. El gilipollas de mi cuñado, un salido que mira a mi hija de 18 años más al escote que a los ojos (y mi hija, como no, con miraditas tiernas); mi cuñada, una pija estúpida y prepotente que junto a su marido lameculos se dedican a restregarme mi EX trabajo de mierda y a presumir de sus muchos bienes; y ya, por último, mis suegros: una vieja cascarrabias que no me soporta (dice que no soy lo suficientemente hombre para su hija . . . como si supiera que es un hombre) y un viejo atontado que solo calla y me echa miradas asesinas. Cena grandiosa.
Aún así, aguanté hasta casi el final de la velada, cuando mi mujer se levantó y anunció que se iba con su profesor de Steping. Mi sorpresa fue más grande cuando me entere que el profesor era profesora. Aprovechando el shock, mi hija y mi cuñado anunciaron que estaban liados y que se iban a vivir juntos. La asquerosa de mi suegra comenzó a gritarme para que me fuera de la casa ya que ya no era de su familia, y entre gritos cruzados me largué. Tanta porquería junta me estaba dando arcadas.
Atravesando el umbral de la puerta, puede ver encima de mi un cartel: “Feliz Navidad”. Esto ya era pasarse. Puta Navidad:
Y por fin llegó la Navidad, es decir, hoy. Aún sigo tirado en el sillón de mi futura EX casa (es verdad, que hace unos minutos me enteré de que la casa se la queda mi mujer y su profesora), contemplando los rayos de luz que entran por la ventana, y pensando en todo. En mi mano, una pistola: ¿Para que seguir? Ya era una piltrafa andante, ahora había que dejarse llevar por el susurro de las balas.
Me acerco al espejo, y ahí me veo, una mierda con cara y una pistola en la mano.
“Venga, acaba con esto ya. Ponte la pistola en la boca y déjate llevar. Aquí ya no hacemos nada, nuestro tiempo acabó. Tu familia y los que te han puteado no tendrán el placer de hacerlo otra vez. ¡Si esto es peor para ellos! ¡Es NUESTRA VENGANZA!”, dijo mi reflejo.
Con valentía, me puse la pistola en la boca, e inicié la cuenta atrás:
UNO . . .
“Venga, esto ya está hecho”
. . . DOS . . .
“Ya verás su cara cuando vean que sus putadas no sirvieron para nada”
. . . ¡¡¡¡¡Y TRES!!!!!
¡Click!
Una risa salió del espejo. Era mi reflejo riéndose.
No había comprado balas, ni tenía dinero para ellas.
“¡Jajajajajaj! ¡FELIZ NAVIDAD, IDIOTA!”
29 Diciembre 2006, 14:06:22 |